La magia existe cuando decides encontrarla. Cuando llevas flores frescas a tu mesa. Cuando inhalas aroma de café y pancakes en la mañana. Cuando corres descalza sobre pasto húmedo al amanecer. Cuando vives de ilusión e ideas románticas. 

La magia existe cada vez que escuchas música de hace 20 años. Cuando cantas a todo pulmón, mientras bailas, cepillo en mano. Cuando te pintas de rosa los labios. Cuando el brillo se cuela en tu mirada. Cuando ríes de cualquier bobada. 

La magia existe. Solo es cuestión de buscarla. En los detalles. En los olores. En los instantes. En los colores. Son los fragmentos de vida. Las estrofas perdidas. La magia es lo tangible y lo intangible. Lo real y lo imaginario. El camino trazado en escarcha púrpura. 

La magia existe cuando decides mirar con los ojos del alma. Cuando decides respirar instantes. Cuando acaricias la vida con manos de seda y corazón en paz. La magia es todo lo que nos rodea con suavidad. Es la paz que reposa sobre la almohada. La magia es todo lo ordinario, observado con lentes color brillo. 

La magia existe con el aroma de tu ciudad favorita. El sabor dulce que se cuela entre tus labios.  Saludar a tu mascota cuando regresas a casa. La magia es el recuerdo de los sueños cumplidos. Poder escapar un rato, con solo desearlo, y otra vez vivirlo. 

Magia es cuando tus ojos ven París por primera vez y sientes que todo ha valido la pena. O mejor dicho, todo ha valido la “magia”.

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