Esta mañana, mientras limpiaba la cafetera, me sentí totalmente feliz y agradecida. Esto me sucede a menudo. Usualmente, en los momentos más simples. Hace unos días me ocurrió exactamente lo mismo. Eran las 8 y algo de la noche y estaba lloviendo. Mi esposo, nuestro pequeño hijo, nuestra gatita y yo, nos acostamos en la cama a hablar hasta quedarnos dormidos. Mientras los miraba, pensé que probablemente este era uno de los momentos más maravillosos de la vida. Ese instante. Los cuatro. Mi niño pequeño. Mi gatita viva. En algunos años, la estampa seguramente será distinta. Pero hoy me siento afortunada de poder sentir tanto amor, en un espacio tan pequeño. Miro atrás y encuentro muchísimos instantes mágicos. Algunos, quizás en el momento, no supe que lo eran. Pero con el tiempo, se me hace cada vez más fácil reconocerlos. Por eso escojo abrazar con mucha fuerza, cada vez que mi corazón se siente agradecido. Por eso elijo tirar muchas fotos y grabar demasiados videos. Y así, de alguna manera, logro congelar el tiempo. La vida seguirá su rumbo, y ruego que sea generosa. Yo, a cambio, prometo ver; saborear; vivir…sentir. Prometo ser agradecida. Prometo seguir buscando la magia en lo cotidiano. Prometo apreciar la belleza del instante, antes de que se convierta en un recuerdo. También prometo tener siempre sueños por cumplir y brillo en mis ojos. Gracias vida. Gracias Dios, por tanto. 💞

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