Que tal si de una vez aceptamos que la felicidad se encuentra en el camino. Que los días comunes están llenos de magia. Que los rincones que invitan a tomarnos un café, tienen el poder de cambiar para bien tu día. Que una sonrisa sincera lo alivia todo. Que una buena conversación hace brillar tu alma.
Que tal si de una vez entendemos que la belleza se encuentra donde queremos encontrarla. Que no todo es blanco o negro. Que la vida tiene mil colores. Que podemos aprender a apreciar cada detalle. Que el valor de las cosas lo ponemos nosotros.
Que tal si comenzamos a vivir la vida con música de fondo. Y la bailamos lento para sentirla más nuestra. Que tal si hacemos que las mañanas no corran a toda prisa. Si permitimos que nuestra sombra nos alcance. Si aunque sea de vez en cuando nos olvidamos del reloj.
Que tal si hacemos de la felicidad nuestra prioridad. Si olvidamos los rencores. Si recordamos lo bueno. Si aprendemos las lecciones. Que tal si dejamos que la sabiduría de los años nos arrope sin pena. Que tal si aprendemos a soñar un poco más. Que tal si no lo dejamos para luego…