Hay una cosa que todos los seres humanos deseamos. No importa si somos ricos, pobres o en que lugar del mundo vivimos. No importa que edad tenemos, o nuestro nivel de educación. Mucho menos la carrera que escogimos o con quienes compartimos nuestra vida. Todos los habitantes del planeta deseamos ser felices. 

Para algunos la felicidad parece ser constante en sus vidas, mientras que para otros parece efímera. Definitivamente, todos tenemos momentos en los que no nos sentimos bien, y donde la felicidad parece escapar de nuestras manos. Pero es importante reconocer que todo es transitorio, y hacer lo que esté en nuestras manos para no permitir que lo negativo domine nuestra vida. 

Si dedicamos tiempo a conocernos, a entender que cosas nos suben a un nivel de energía más bonito, sin duda alguna será más fácil permanecer en un estado de ánimo más agradable y sentirnos “felices”. Además, cuando el camino se ponga difícil, sabremos como “regresar a casa”. 

Busca rodearte de personas que aporten a tu bienestar emocional. Esas que te animan a ser mejor ser humano; que te inspiran a volar más alto. Conecta con la naturaleza y con la infinita fuerza que posee. Escoge bien aquello con lo que nutres tu vida. Si llenas tu cabeza de cosas negativas, te mueves en ambientes tóxicos y no cuidas tus hábitos alimenticios, difícilmente obtendrás buenos resultados. 

Recuerda que nuestro tiempo en este mundo tiene fecha de expiración. No vinimos aquí a pasarla mal y andarnos quejando. Vinimos a conocer todo lo bonito que tiene para ofrecernos. Vinimos a amar y ser amados. Vinimos a aprender y a ser mejores cada día. Vinimos a recoger cada experiencia que cruce nuestro camino. Vinimos a disfrutar, a bailar, a brillar. Sin lugar a dudas, ¡vinimos a ser felices!

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