Mi hogar; mi lugar favorito. Mi rincón sagrado en el mundo. Donde preparo los alimentos con los que nutro a mi familia. Donde me regalo largos baños que purifican mi cuerpo. Donde puedo bailar mientras canto desafinada y con cepillo en mano. Mi pequeño pedacito de tierra fértil, donde puedo sembrar sueños y verlos crecer. Mi hogar; mi refugio. Mi espacio seguro. Atrás queda todo el ruido cuando cierro la puerta. Afuera queda toda falsedad y miedos. Es aquí donde respiro paz infinita.
En estos días nuestro hogar es el único lugar donde podemos sentirnos a salvo. Entre la amenaza que representa en nuestra vida una pandemia, y el estrés que se percibe en la calle de personas tratando de abastecerse con lo necesario, mi hogar es el lugar donde quiero estar. Ahora más que nunca veo claramente mis prioridades, y mi hogar es definitivamente una de ellas. Sentirme a gusto dentro de mis cuatro paredes se siente como el mayor de los privilegios.
Se que soy afortunada y por eso vivo agradecida. Ahora con muchas más ganas que antes, preparo cada detalle de mi hogar. Visto la cama; preparo los alimentos; jugamos en familia; me relajo…todo con plena consciencia de que cada momento vivido es un regalo. Voy haciendo planes para que a mi familia jamás le falte lo necesario. Aprendo a ser más organizada en cuanto a la planificación del menú diario. Aprendo a ser más cuidadosa para asegurarme que llevamos una alimentación correcta. Me aseguro de no dejarme llevar por la pereza a la hora de ofrecer lo mejor a mi familia.
Es aquí, en mi hogar, donde sin importar los retos que hay allá afuera, encuentro calma. Brazos que me arropan; besos que me reconfortan. Nunca fue más cierto eso que dicen: “No hay lugar como el hogar”.
Deseo que todos tengan la dicha de pasar sus días en un lugar que amen con todo su corazón. Que se encuentren en ese rincón especial en el mundo, que es tan tuyo. Ojalá estos días pasen rápido, pero no desapercibidos. Aprendamos a valorar cada lugar, cada instante y a cada ser que se sienta tan cálido como para llamarle “nuestro hogar”.