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Hay una frase que dice “No pierdas tiempo golpeando una pared, con la esperanza de transformarla en una puerta”. Es curioso porque usualmente escuchamos que no debemos jamás rendirnos y que la esperanza es lo último que se pierde.

La realidad es que muchas veces estamos ciegas, con nuestra mente inundada de frases “románticas” que nos motivan a seguir adelante “no matter what”. Distraídas con ideas de lo que pensamos que se espera de nosotras en este mundo. Tratando de encajar en lo ideal.

Estoy de acuerdo con que debemos luchar por todo aquello que creemos en nuestro corazón que vale la pena, sin poner fecha de caducidad a nuestros sueños. Pero, ¿hasta que punto? ¿En realidad es conveniente continuar? ¿Realmente vale la pena ver los días, los meses y hasta los años pasar sin lograr nuestro propósito? 

Creo que el truco está en poder darnos cuenta cuando es preciso renunciar. Tal vez por un tiempo, hasta que las circunstancias sean más favorables. Talvez para siempre, cuando por más que golpeamos la pared, no logramos transformarla en una puerta. Tal vez para detenernos a pensar si es realmente “eso” lo que queremos en nuestra vida. Quizá descubrimos que sí, que definitivamente seguiremos luchando. Pero en ocasiones nos daremos cuenta que es solo costumbre o un simple capricho. Puede que detrás de “la puerta B o C” se encuentre lo que realmente necesitamos.

Debemos saber que a veces pasamos tanto tiempo esperando por algo y al final ni siquiera es lo que esperábamos o no es lo mejor para nosotras. No siempre es de cobardes renunciar a algo. Requiere mucho valor aceptar cuando es momento de seguir adelante en busca de otros caminos, de otro trabajo, de otros amigos, de otros sueños…Es de valientes comenzar de nuevo. Aprender de lo vivido y escoger quedarnos con lo mejor.

Siempre he pensado que como la vida es una y tiene tanto para ofrecer, es difícil no renunciar al menos un par de veces. A veces es necesario cambiar de opinión y caminar rumbos alternos.

A fin de cuentas nuestro destino es ser felices y nuestra felicidad debe ser el barómetro con el cual medimos si andamos o no en la dirección correcta 🙂

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