Hoy quiero celebrar la vida imperfecta. Reconocer que se vale salir despeinada. Que cada una de las cicatrices que nos van quedando con los años es una medalla. Celebrar las lágrimas que purifican el alma.
Hoy quiero reconocer que no todos los días pueden ser buenos. Que es de humanos tocar fondo. Sentir. Sangrar. Gritar… Celebrar que afortunadamente los días buenos siempre son más. Que las bendiciones son infinitas para los que sabemos reconocer los pequeños milagros en la pureza de lo simple y lo cotidiano. Celebrar que el sol siempre vuelve con cada amanecer.
Hoy quiero celebrarme a mí por si nadie más lo hace. Que al fin y al cabo eso es lo que cuenta. Reír hasta que duela; soñar siempre que pueda. Aceptar con gracia que siempre habrá momentos en los que quisiéramos sustituir el café por una copa o dos. Dejar la mente correr hasta que no queden pensamientos viejos.
Hoy quiero recordar que lo que no es posible ahora, mañana quizá lo sea. Y si no es mañana, pues algún día será, tal vez. Pero si no, no pasa nada. Que seguiré celebrando. Sonriendo mucho siempre que se me antoje. Sonreír a la vida con la esperanza de que me sonría de vuelta. Respirar; soñar; vivir; sentir…y amar. Sobre todas las cosas amar…