El mundo sigue su rumbo. Casi parece que quiere jugarnos una broma. No hemos salido de una, y ya parece que entramos en otra. Mientras algunos se hacen cantos y pelean batallas que no puedo controlar, debo escoger aquello que me hace feliz a mi. A los míos.
No. No es cerrar los ojos. No es vivir en otro planeta. Si me preguntas, yo le llamo supervivencia. Puede que sea el único modo de mantenernos cuerdos. Y créeme, que haré todo lo que esté en mis manos para que así sea.
Hoy escogí amanecer alegre. Mirar el sol con gafas rosas. Hoy escogí bañarme en aire puro. Respirar música que suena a fiesta. Escogí también hacer reír a mi pequeño hijo, mucho más que ayer. Pues es su risa lo que más alimento provee a mi alma.
Así camino. Escogiendo aquello que me permite soñar. Aquello que me deja ser libre, sin importar las circunstancias. Camino, porque si corro, me pierdo lo mejor. Los buenos momentos se beben lento, así como lento se bebe el café.
Sigo aquí. Siempre fuerte. Siempre frágil. Siempre humana. Las sonrisas van y vienen, pero el amor siempre me acompaña. Y hoy escogí amar. Amar todo lo que tengo. La realidad, es que si lo pienso bien, no me falta nada. Escogí ser feliz. Desde entonces, todo ha valido la pena.