No esperes por otros para celebrarte. Las “felicitaciones” ajenas, son fugaces y muchas veces, no son sinceras. Celébrate tú, que te conoces. Que sabes lo que te esfuerzas cada día. 

No esperes a que llegue un día “importante” para celebrarte. Celébrate en el camino. Celebra cada paso. Celébrate tú, que sabes lo mucho que vales. Que sabes lo que es caminar con tus zapatos bien puestos. 

Haz tu propia fiesta. Lanza confetti. Busca el sacacorchos y a brindar con la mejor botella. Pon la música perfecta. Baila. Celébrate. Porque has llegado hasta aquí, y eso es razón suficiente. 

Celébrate duro. En voz alta. Incomoda a quien quiera incomodarse. Tú, celébrate. Celébrate como es debido. Por todo lo alto. Porque estás destinada a lo bueno que está por llegar. Porque sabes saborear cada paso del camino. Y créeme, eso hay que celebrarlo. 

Celebra la vida. Celebra cada gran triunfo, y cada fracaso. Los primeros te alivian el alma. Los segundos te la fortalecen. Sea cual sea la razón, tú, celébrate. 

Celébrate hoy y mañana. Levántate, y regálate un “standing ovation” por todo lo que eres capaz de hacer, cada día de tu fabulosa vida. ¡Celébrate! ¿Sabes por qué? ¡Porque eres pura magia! 

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