Dicen que las chicas felices son más bonitas…y es cierto que la felicidad que emana de nuestro interior, se refleja a través de nuestros ojos y de todo nuestro ser. Esa felicidad que sentimos, no es otra cosa que la belleza interior. Esa que no todos tienen la suerte de apreciar. Pero aquellos que la ven, quedan enamorados para siempre de su magia.
Por otra parte, la belleza exterior es algo relativo. Cambia con el paso del tiempo, y de acuerdo a la época que nos toca vivir. Cada persona la percibe de manera distinta. Los estándares de belleza varían dependiendo el lugar del mundo en que estés. Lo que si sabemos es que es “pasajera”…o eso nos han hecho creer. Aunque la realidad es que hay gente bella de todas las edades.
Nos dicen que la belleza que cuenta es la interior. Que el físico no es para siempre…y puede que tengan razón. Pero, ¿sabes una cosa? Aunque no debemos obsesionarnos con la belleza física, tampoco debemos olvidarnos de ella. Es importante que nos sintamos bien con lo que vemos en el espejo. Que aprendamos a amarnos, y a cuidar nuestro cuerpo. Que dediquemos tiempo a ese “empaque” donde vive nuestro espíritu.
Cuando nos sentimos bellas, se refleja en cada cosa que hacemos. Nuestro ánimo está arriba. Vibramos mejor y más bonito. Trabajamos con más ganas. Somos más amables. Hasta las cosas nos salen mejor cuando nos sentimos bellas, pues hacemos todo con más amor. ¿Díganme que no es cierto?
No se trata de “vanidad” o de ser superficiales. Se trata de regalarnos todo lo mejor que podamos hacer por nosotras. De tener esa autoestima saludable. De mirarnos y gustarnos. De caminar como si lleváramos una corona. Porque es así. Simplemente, es cierto que las chicas felices son más bonitas, pero también es cierto que mientas más bellas nos sentimos…¡que felices somos! ??