Muchas veces nos enfocamos en pedirle más a la vida; al universo; a Dios. Y eso es maravilloso. Pero en ese afán de obtener aquello que pensamos que nos hace falta, en ocasiones, olvidamos ser agradecidos. Ponemos nuestra mirada en eso que parece no llegar a nuestra vida, olvidando todo lo maravilloso que ya existe en ella.
Acostumbrémonos a ser agradecidos, porque cuando agradecemos, el universo recibe esa energía con amor. La gratitud que sentimos, se convierte en energía positiva, que a su vez trae a nuestras vidas más amor, abundancia y todo lo que el universo tiene para ofrecernos.
Cuando somos felices con lo que ya tenemos, y vivimos en gratitud, la vida se encarga de regalarnos cada vez más razones para seguir agradeciendo. No perdamos el enfoque de lo que queremos lograr. Trabajemos duro por nuestros sueños, pero no olvidemos agradecer. Simplemente agradece lo que ya tienes, porque es el primer paso hacia lo que vendrá.
Así, en nuestro paso por la vida, iremos sembrando gratitud. Y dicen por ahí que cuando la gratitud da frutos, son tan abundantes que irremediablemente estaremos agradecidos el resto de nuestra existencia. Por eso, pide menos y agradece más. Es una manera sencilla de traer felicidad a nuestra vida. Inténtalo, y luego me cuentas como te va 😉